viernes, 25 de mayo de 2012

El Penacho de Moctezuma puede volver a México



El consejo de ministros de Austria firmó hoy un nuevo acuerdo cultural con México, con el que en un futuro puede ser prestado el Penacho de Moctezuma, objeto de un diferendo entre los dos países desde hace años.

El acuerdo adoptado no menciona directamente el tocado. Sin embargo, su punto central prevé un contrato de préstamo internacional para los museos austríacos. Los detalles de ese contrato de préstamo están por definir.
El acuerdo, que aún no fue adoptado por el gobierno mexicano, sería un primer paso hacia la resolución del conflicto entre Austria y México a propósito del Penacho de Moctezuma.

El tocado está constituido por plumas de quetzal. El emperador Moctezuma lo dio al conquistador español Hernán Cortés en 1519, cuando la conquista del imperio Azteca. Más tarde, Hernán Cortés entregó el penacho al emperador español Carlos V.

En 1590 llegó a manos del archiduque Fernando del Tirol, en Viena, y actualmente se encuentra en un museo vienés. Indígenas mexicanos pidieron en numerosas ocasiones la devolución a México del Penacho de Moctezuma.





Moctezuma





Hallan imágenes en Bonampak

Issa Maldonado :: 19 marzo 2012 : : Cuarto Poder : :

Un grupo de arqueólogos que participan en la restauración de los murales de Bonampak, descubrieron graffitis prehispánicos nunca antes vistos, reveló Víctor Manuel Ortiz Villarreal, arqueólogo del INAH. En entrevista, dijo que fue en el mes de noviembre del año pasado cuando un equipo de restauradores y arqueólogos descubrieron graffitis prehispánicos que datan de los años 620 después de Cristo; se trata de rostros de perfiles, los cuales no habían sido vistos sobre las paredes de los murales de Bonampak.

Las restauraciones consisten en retirar las capas de sal mediante un gel especial creado por especialistas de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía. Lo anterior, permitió a los restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ver por primera vez tres pequeñas imágenes y dos imágenes de dos personificaciones.

El arqueólogo informó que será entre los meses de mayo o julio cuando el equipo de restauradores y arqueólogos arriben nuevamente a la Selva Lacandona para continuar la restauración de los murales prehispánicos de Bonampak, en tanto, señaló que las reparaciones requieren de un presupuesto de hasta 500 mil pesos por cada mes de trabajos.

Dijo que el presupuesto es destinado por el INAH, además de fondos financiados por Pemex, los cuales también fueron utilizados para trabajos de conservación en Bonampak y Yaxchilán. De esa manera, las restauraciones en las que colaboran cinco restauradores y cuatro arqueólogos, comenzaron a efectuarse el año pasado, en este 2012 se pretende restaurar más paredes para retirar las capas de sal que se adhieren, sobre todo en temporadas de lluvias.

De acuerdo al INAH, los trabajos en los murales de la zona arqueológica de Bonampak podrían concluir en cuatro años, ya que aún hay murales con capas acumuladas de sal. Ortiz Villarreal agregó están a la espera de que se liberen más fondos para así continuar con las restauraciones de más paredes de Bonampak, y se prevé que en unos tres meses continúen las reparaciones.

Bonampak 

El poder de las diosas prehispánicas

 07 de marzo de 2012 : : Abida Ventura : :  El Universal

 La vida femenina en Mesoamérica era presidida por diosas o patronas. Deidades protectoras y de carácter maternal ligadas al hogar, la tierra, la noche, la sexualidad, la fertilidad y la fecundidad, cada una determinaba, en gran medida, el comportamiento cotidiano y moral de la mujer prehispánica.En los mitos, en los códices, esculturas o pinturas es común ver a las diosas representadas con elementos relacionados con las actividades atribuidas a las mujeres. 

La mayoría de las diosas, comenta la arqueóloga Miriam López, “muestra el modelo deseable para las mujeres, al ser mostradas con implementos de hilado, tejido, exaltando la idea de que las mujeres son las encargadas de los mantenimientos, los alimentos para que la sociedad sobreviva”.Las historiadoras María de los Ángeles Ojeda Díaz y Cecilia Rossell también aseguran que las diosas veneradas en Mesoamérica “modelaban la actitud mental de la mujer y determinaban el modo en que cada una debía comportarse en todos los actos de su vida”. 

Tanto en la concepción mexica, como en la maya, se compartió el interés primordial por enfatizar la fertilidad humana-vegetal en las diosas, así como los mantenimientos que provenían de las mujeres como “seres nutricios”.Otro de los aspectos que resalta en las representaciones de las diosas y mujeres mexicas y mayas es su contribución económica mediante el tejido e hilado, añade Miriam López, autora del libro De mujeres y diosas aztecas. 

Así, en el caso de las deidades femeninas mexicas relacionadas con la agricultura, con la tierra y sus frutos, destacan Xilonen y Chicomecoatl (maíz tierno y maíz maduro), Mayahuel (maguey), Huixtocihuatl (sal), Chalchiuhtlicue (agua), Iztaccihuatl (montañas) y Xochiquetzal (flores). Mientras que, entre las divinidades de la fecundidad-maternidad estaban: Omecihuatl, la gran creadora de la que surgen dioses y hombres; Toci, “Nuestra abuela”; Teteoinnan, “Madre de los dioses”; Coatlicue, madre de Huitzilopochtli; Tonacacihuatl, “Mujer de nuestro sustento”, principal nodriza de la población; Oxomoco, primera mujer creada de la que surgió el resto de la raza humana; Cihuacoatl, diosa invocada en los partos difíciles; Tonantzin, “Nuestra madre”; Yoalticitl, patrona de los partos; Tlazolteotl, la gran paridora; y las cihuateteo, mujeres divinizadas que murieron en su primer parto. 

A estas deidades se les suman las vinculadas con otros aspectos, como el sexual (Xochiquetzal y Tlazolteotl), el bordado y el tejido (Xochiquetzal, Mayahuel, Tlazolteotl y Toci) y el hogareño (Chantico).
De acuerdo con la arqueóloga Miriam López, estas últimas fueron “númenes extranjeros adoptados en el peregrinar mexica hacia el centro de México, tradiciones provenientes de otros pueblos que con el paso del tiempo fueron asimiladas y terminaron mimetizándose con la tradición azteca-mexica”. 

Ojeda Díaz y Cecilia Rossell, que en su texto Las diosas en los códices del Grupo Borgia analizan la función religiosa de ocho diosas representadas en este documento antiguo escrito en Puebla, años antes de la Conquista, destacan la importancia que se les da a las diosas Tlazolteotl y Xochiquetzal, las cuales representaban “los modelos divinos que regían a la mujer madura y joven respectivamente, y en sentido más amplio, a los mitos femeninos que describen los momentos más íntimos de una mujer, su sexualidad, concepción y alumbramiento”. 

De cuidadoras a provocadoras
En el caso de las diosas mayas, Miriam López comenta que la diosa Madre maya está vinculada con la tierra, pero también con la luna. En su aspecto juvenil recibe el nombre de Diosa I o Ix Chel; en su aspecto senil se le conoce como Diosa O, también llamada Ix Chebel Yax.“Son divinidades de la fertilidad, númenes solícitos, maternos, sexuales y fecundos, dadoras de vida, señorean el agua, los ciclos vitales. Pero también provocan o curan enfermedades y proveen el agua para la vida o la retiran provocando la muerte”, explica la especialista. 

Existe además otro grupo que, por sus atributos de diosas rebeldes, destructivas y hostiles, fueron consideradas como un “antimodelo”, pues “en los mitos se justifica la marginación de las diosas y, por tanto, de las mujeres de los ámbitos públicos: política, religión y guerra”.En esta categoría se ubican las hermanas de Huitzilopochtli, Coyolxauhqui y Malinalxochitl, quienes, según los mitos, quisieron retar el poder de su hermano y cuestionar su liderazgo, ante lo cual él terminó arrojando del Coatepec (Cerro de la serpiente) a la primera y abandonando a la segunda en Malinalco. 

“El mito de Coyolxauhqui representa la exclusión de las mujeres del poder político; el de Malinalxochitl es símbolo de la marginación femenina de la estructura religiosa”, comenta Miriam López.Pese a la importancia que las diosas pudieron poseer, por estar vinculadas con la Madre Tierra, según las especialistas, su culto se vio opacado en las sociedades estatales por el culto guerrero. 

“En las religiones estatales y bélicas como la mexica ya no se les dio una importancia primordial a las diosas. Las divinidades femeninas necesitaron siempre de un dios acompañante con los mismos atributos pero con mayor radio de acción”, dice López, quien asegura que de los 144 nombres nahuas que corresponden a dioses distintos o sus advocaciones, sólo una tercera parte la constituyen las diosas. 

 Diosas

Hallan calendario astronómico maya más antiguo

Washington : :  10 de mayo de 2012 : : EFE : : El Universal

Un equipo de investigadores de Estados Unidos anunció hoy el descubrimiento del calendario maya más antiguo documentado hasta la fecha, que data del siglo IX, pintado en las paredes de un habitáculo encontrado en la ciudad maya de Xultún (Guatemala). El calendario documenta ciclos lunares y lo que podrían ser planetarios, según explicaron en una rueda de prensa los arqueólogos William Saturno, de la Universidad de Boston, y David Stuart, de la Universidad de Texas-Austin. 

Además, su hallazgo, que publica esta semana la revista Science, desmonta la teoría de quienes auguran que el mundo se acabará en 2012 basándose en los 13 ciclos del calendario maya, conocidos como "baktun", ya que tiene 17 "baktunes"."Esto significa que hay más periodos de los 13" conocidos hasta ahora, subrayó Stuart, quien señaló que el concepto ha sido "manipulado" y aseguró que el calendario maya continuará con sus ciclos millones de años más. 

Los jeroglíficos pintados en lo que podría ser un templo de la megaciudad de Xultún, en la región guatemalteca de Petén, es varios siglos más antiguo que los Códices Mayas escritos en libros de papel de corteza de árbol del periodo Postclásico tardío.Los expertos destacan que hay glifos y símbolos "que sólo aparecen en un lugar: el Códice de Dresde, que los mayas escribieron muchos siglos más tarde" y que se cree que es del año 1.250, señaló Stuart. 

"Nunca habíamos visto nada igual", señaló Stuart, profesor de Arte y Escritura Mesoamericana, encargado de descifrar los glifos, quien destacó que se trata de las primeras pinturas mayas encontradas en las paredes de un habitáculo.La habitación, según los expertos, forma parte de un complejo residencial más grande.
Los investigadores lamentan que parte del cuarto ha sido dañada por saqueadores, pero se han podido conservar varias figuras humanas pintadas y jeroglíficos negros y rojos. En una de ellas aparece la figura del rey tocado con plumas azules y glifos cerca de su rostro que según han descifrado significan "Hermano Menor". 

La pared este contiene una serie de cálculos que corresponden al ciclo lunar, mientras que los jeroglíficos de la pared norte creen que podrían relacionarse con los ciclos de Marte, Mercurio y posiblemente Venus.
Los autores apuntan que el objetivo de elaborar estos calendarios, según los estudios realizados a partir de los códices mayas encontrados previamente, era el buscar la armonía entre los cambios celestes y los rituales sagrados, y creen que estas pinturas podrían haber tenido el mismo fin. 


"Por primera vez vemos lo que pueden ser registros auténticos de un escribano, cuyo trabajo consistía en ser el encargado oficial de documentar una comunidad maya", señaló Saturno, quien señaló que parece que las paredes se hubieran utilizado como si fueran una pizarra para resolver problemas matemáticos. Según indicaron, podría tratarse de un lugar en el que se reunían astrónomos, sacerdotes encargados del calendario y algún tipo de autoridad, por la riqueza en el decorado de las pinturas en las paredes, que también utilizaron para hacer sus anotaciones. 

La investigación continúa abierta para determinar qué tipo de habitación se trata, si era una vivienda o un habitáculo de trabajo y si era utilizado por una o varias personas."Todavía nos queda explorar el 99.9 por ciento de Xultún", señaló Saturno, quien aseguró que la gran ciudad maya descubierta en 1915 proporcionará nuevos descubrimientos en las décadas venideras.

Aún por descifrar, los secretos de la cultura maya: Mercedes de la Garza

Organización Editorial Mexicana : : 14 de mayo de 2012 : : 

Ciudad de México.- La maya es una de las más grandes y brillantes culturas de la humanidad, por todas sus creaciones: arquitectura, con ciudades extraordinarias; escultura, de las más refinadas y bellas de toda Mesoamérica; pintura y conocimientos astronómicos y matemáticos. Es una de nuestras culturas originarias, es decir, se desarrolló sin influencia de otras civilizaciones fuera del continente americano, estableció Mercedes de la Garza Camino, del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) de la UNAM.

Aún existe mucho que no sabemos. A pesar de sus grandes avances, la escritura no se ha descifrado en su totalidad, por lo tanto, todavía se requiere de la interpretación. El significado de algunos signos sigue sin comprenderse, pues es un sistema muy complejo, entre alfabético, ideográfico y fonético. Actualmente existen 28 lenguas mayas, con sonidos difíciles de pronunciar, dijo la universitaria, que será investida como investigadora emérita por esta casa de estudios.

El conocimiento de nuestras culturas originarias es esencial para entender nuestra realidad como país, que es multicultural y multiétnico. Hay que conocer su historia, estudiarla a fondo, a través de las vías científicas, y no dejarse llevar por invenciones que pretenden colocar a los mayas como extraterrestres o profetas del fin del mundo.

La integrante del Centro de Estudios Mayas del IIFL, compartió que sus indagaciones más recientes están plasmadas en el libro Sueño y éxtasis. Visión chamánica de los nahuas y los mayas, publicado en conjunto por la UNAM y el Fondo de Cultura Económica. Tiene como antecedente el texto Sueño y alucinación en el mundo náhuatl y maya, traducido al francés. Además, los libros en prensa El legado escrito de los mayas, acerca de la literatura maya colonial, y Palenque-Lakamha´, escrito en colaboración con Guillermo Bernal, epigrafista de Filológicas, y Martha Cuevas, arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Por otra parte, actualmente realiza un proyecto sobre patrimonio cultural intangible, en el que trabaja con un equipo para indagar acerca de ritos, tradiciones orales, festividades y costumbres de los grupos indígenas actuales, con orígenes en la época prehispánica. La galardonada con el Premio Universidad Nacional en Humanidades, en 1995, también prepara una publicación colectiva, que recogerá los resultados del proyecto conjunto Continuidad, cambios y rupturas en las tradiciones míticas mayas.

ENCUENTRO EN PALENQUE

En 1968, después de cursar la licenciatura en Letras Españolas, y durante sus estudios profesionales en Historia, en la Facultad de Filosofía y Letras de esta casa de estudios, De la Garza Camino descubrió en Palenque su vocación: dedicar su vida a estudiar la cultura maya. "Impresionada desde el recibimiento de los saraguatos, subí al Templo de las Inscripciones, la pirámide más alta de la zona arqueológica. Sentada en la puerta del templo, en lo alto de la pirámide, decidí, para el resto de mis días, investigar quiénes fueron los creadores de esas maravillas", recordó.

A su regreso, tomó el curso de Civilización Maya, impartido por Alberto Ruz Lhuillier, descubridor de la tumba de Pakal. Fue becaria en el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), donde conoció a Miguel León-Portilla, durante la realización de su tesis de licenciatura denominada La conciencia histórica de los antiguos mayas. El investigador emérito de la UNAM asesoraría a la universitaria en sus tesis de maestría y doctorado.

La investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), comenzó su carrera como académica de esta casa de estudios en 1973, al impartir clases en la Facultad de Filosofía y Letras e integrarse al Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIF). Cuatro años después, fue nombrada directora de dicho Centro, cargo que desempeñó hasta 1990.

"Empecé como profesora adjunta del curso de Civilización Maya. Al mismo tiempo, impartía clases en el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE). Unos años después, asumí la dirección del Centro". A la par de esta responsabilidad, fue asesora del posgrado Especialización en literaturas náhuatl y maya, de la FFyL, implementado por ella de 1981 a 1993. Además, también es creadora del programa de posgrado maestría y doctorado en Estudios Mesoamericanos, que coordinó desde su apertura en 1993, hasta 2001.

"Es un privilegio comunicar a los alumnos las maravillas de nuestras grandes civilizaciones y lograr que se interesen y fascinen con estas enseñanzas. Formar a jóvenes en las disciplinas de investigación histórica es inigualable", comentó. En 1997, asumió la dirección del Museo Nacional de Antropología, cargo que desempeñó por tres años y medio. "Estuve a cargo de la reestructuración y actualización académica y museográfica de las salas que lo integran, en la que participó Pedro Ramírez Vázquez, su creador".

Fue curadora de las exposiciones Vida y muerte, arte funerario del Occidente de México, en España, en 1998; I Maya, en Venecia, expuesta entre 1998 y 1999, y Los Mayas, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, en 1999. "Nunca olvidaré el asombro de los italianos al presenciar la travesía por el Gran Canal de Venecia de una góndola con el Chac-mool de Chichén Itzá a bordo". Recientemente, se hizo cargo de la curaduría de la exposición Stavenhagen, una pasión por el humanismo prehispánico, que se montó en el Centro Cultural Tlatelolco de la UNAM.

El 3 de diciembre de 2001, fue designada directora del Instituto de Investigaciones Filológicas, cargo que desempeñó hasta noviembre de 2009. "Por 32 años desempeñé cargos académico-administrativos en mi alma máter".  


De la Garza

Presentan 72 piezas prehispánicas en una experiencia "sensorial, auditiva y gráfica"

Ana Mónica Rodríguez : : La Jornada : : 2 de abril de 2012 : :

Una experiencia sensorial, auditiva y gráfica será la exposición Humo aromático para los dioses: una ofrenda al pie del Templo Mayor, que reúne un total de 72 piezas arqueológicas obtenidas durante los trabajos de excavación en el antiguo centro ceremonial de Tenochtitlán. La muestra será inaugurada este jueves en el vestíbulo del museo de sitio del Templo Mayor, consta de ocho módulos y en ella sobresalen los 31 sahumadores prehispánicos descubiertos en la ofrenda 130, localizada por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 2009 en el predio Las Ajaracas. (La Jornada, 27/3/12).
Además de la treintena de sahumadores y la representación de un sacerdote mexica, serán exhibidos también instrumentos sacerdotales, tales como púas de maguey y punzones de hueso, los cuales eran utilizados para el autosacrificio.

También se incluyen pequeños guajes que servían para contener el tabaco en polvo que era usado como estupefaciente, explicó el arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor.
En el recorrido, el espectador tendrá una experiencia sensorial completa, porque conjuntará aroma, sonido, tacto y referencias visuales mediante las piezas arqueológicas, fotografías de hallazgos y procesos de restauración, así como con ilustraciones de los códices Borbónico y Mendoza. También serán expuestos por primera ocasión, dijo el especialista, sahumadores que han sido recuperados a lo largo de más de un siglo de investigaciones en la antigua capital mexica.

Tal es el caso, añadió López Luján, de una pieza hallada por Leopoldo Batres en 1900 en lo que actualmente es la calle de Guatemala; además de cinco sahumadores descubiertos en la década de los 80 del siglo pasado en la zona arqueológica de Tlatelolco, y los 31 localizados en la ofrenda 130.
Cabe señalar, dijo, que la citada ofrenda 130 esta asociada al gran monolito de Tlaltecuhtli y a las excavaciones –que se realizan desde marzo de 2007– en busca de un sepulcro o tumba de tlatoanis mexicas.

En el caso de los sahumadores, prosiguió López Luján, éstos fueron utilizados en la antigüedad para consagrar lugares sagrados, imágenes divinas y personas que asistían a ceremonias religiosas. Eran objetos usados por toda la población mexica (niños, mujeres, adultos, nobles y plebeyos) para purificar con las emanaciones del copal lugares considerados sagrados, como templos, adoratorios o imágenes de deidades y a quienes acudían a las ceremonias religiosas.

Para ejemplicar lo anterior, la muestra incluye una ambientación acústica y aromática en donde destacan los rezos en náhuatl y el olor a copal. Otro de los objetivos de la exposición, manifestó López Luján, es mostrar el trabajo interdisciplinario de arqueólogos, biólogos, restauradores, geólogos y químicos, quienes se dedicaron durante casi tres años a reconstruir el proceso de manufactura, diseños, usos y simbolismo de los sahumadores. Los restos del copal hallados en los sahumadores, añadió el especialista, es de la especie que se identifica como Bursera bipinnata, conocido como copal chino.

En torno a las excavaciones ininterrumpidas que se realizan en la séptima temporada de campo en el otrora centro ceremonial mexica, éstas han arrojado más de 30 mil objetos prehispánicos y hace tres días fue descubierta la ofrenda 32, puntualizó Carlos Javier González, director del recinto. Esta nueva ofrenda es muy sencilla y consta de tres sahumadores que fueron hallados a unos cuantos metros de donde fue localizada la 130, la cual estará representada en esta exposición, dijo Leonardo Lopez Luján.

También adelantó que casi está listo el plano computarizado que muestra todos los vestigios del Centro Histórico y que el equipo que dirige continúa en la busqueda de los restos mortales de emperadores o altos dignatarios mexicas. Seguimos trabajando en el predio en donde fue descubierta Tlaltecuhtli en 2006, y en algunos puntos de ese lugar hemos llegado hasta a 15 metros del subsuelo; en esa área hemos hallado, además, diversas ofrendas con cuchillos, fragmentos de obsidiana y restos de huesos de águila real.

La muestra, que concluye el 12 de agosto, marca el inicio de los festejos que se preparan por el 25 aniversario de la fundación del Museo del Templo Mayor, que se cumple el próximo 12 de octubre.
El recinto se ubica en la calle de Seminario 8, en el Centro Histórico, con horarios de 9 a 17 horas de martes a domingo. Costo 57 pesos y domingo entrada gratuita a público nacional y extranjeros residentes.

 Templo Mayor


Mostrarán 31 sahumadores hallados en el Templo Mayor

Ana Mónica Rodríguez : : La Jornada : : 27 de marzo de 2012 : :

Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encabezados por Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor, descubrieron, en junio de 2009, 31 sahumadores en los cuales los mexicas quemaban copal para halagar a sus deidades con humo aromático. La distribución de esos objetos rituales en el momento de su descubrimiento, permitió deducir que fueron ofrendados en una sola ceremonia religiosa. Ahora serán exhibidos con el título Humo aromático para los dioses: una ofrende de sahumadores al pie del Templo Mayor de Tenochtitlán.

La muestra será abierta este jueves 29 en el vestíbulo del Museo de Sitio del Templo Mayor. Durante la séptima temporada de campo, que encabeza el arqueólogo López Luján, en 2009, fue descubierta la ofrenda 130 al pie de la pirámide principal del centro ceremonial mexica. Los 31 sahumadores estaban a una profundidad de 6.90 metros, en la intersección de las calles Argentina y Guatemala. El hallazgo ocurrió en el área donde fue descubierto el gran monolito de Tlaltecuhtli, cuya investigación ha derivado en la búsqueda de los restos mortales de tlatoanis mexicas.

Ciclo de conferencias
En un tríptico editado por el INAH a propósito de la muestra de sahumadores, se informa: “en medio de una gran expectación retiraron la arcilla que cubría la ofrenda y así quedó expuesto un tlemaitl o mano de fuego, es decir, uno de los típicos sahumadores en forma de cucharón, donde los mexicas quemaban copal para halagar a sus dioses con humo aromático”. Y por su distribución ordenada, su orientación este-oeste y las características de la matriz de la tierra, era claro que los 31 sahumadores habían sido ofrendados en forma simultánea, en el contexto de la misma ceremonia religiosa.

Con la información obtenida en el contexto arqueológico, los expertos del Proyecto Templo Mayor, refieren que yacer sepultados, bajo el piso de la etapa IV, indica que dicha ceremonia se realizó entre 1440 y 1469 dC, época en la que Moctezuma Ilhuicamina era el gobernante supremo de Tenochtitlán.Veinticuatro de los 31 sahumadores fueron restaurados e investigados en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, que dirige Liliana Giorguli. 


Uno de los principales valores de la exposición, explica Carlos Javier González González, director del Museo Templo Mayor en el prólogo del libro-catálogo del mismo nombre, es que permitirá a quienes la contemplen tomar conciencia de lo que hay detrás de la simple colocación de un objeto arqueológico en una vitrina: toda una labor interdisciplinaria de excavación, conservación, investigación y análisis que hace posible brindar al espectador una visión más precisa y atractiva sobre el pasado.

La exposición, que concluirá en agosto en el Museo de Sitio del Templo Mayor, se complementa con un ciclo de conferencias que comenzarán el sábado 12 de mayo las 10 horas, con Los portadores del fuego: descubrimiento y análisis de una ofrenda de sahumadores del Templo Mayor. Las charlas sabatinas continuarán el 19 de mayo con Un acercamiento a la restauración de los sahumadores de la ofrenda 130 del Templo Mayor, mientras el 26 de mayo los expertos disertarán con el tema Modelando arcilla: manufactura de un sahumador.

La última conferencia del ciclo será el 2 de junio y se titula El copal o incienso: un medio para comunicarse con los dioses y, como las demás charlas, se efectuará en el auditorio Eduardo Matos Moctezuma.
El Museo del Templo Mayor se ubica en calle Seminario 8, Centro Histórico, estación Zócalo del Metro. Horario de martes a domingo, de 9 a 17 horas. Domingos, entrada gratuita al público nacional y a extranjeros residentes.

Templo Mayor




Hallazgo arqueológico suspendió obra carretera en Amecameca

Emilio Fernández : : 28 de febrero 2012 : : El Universal : :

La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) suspendió de manera indefinida la ampliación a cuatro carriles del libramiento de Amecameca porque durante su construcción se encontraron vestigios arqueólogios prehispánicos, de la que se considera la antigua ciudad de Amecameca. No obstante los hallazgos la empresa constructora que contrató la SCT continuó los trabajos, lo que originó protestas de organizaciones sociales y culturales.

La dependencia federal determinó que se detuvieran las labores mientras el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) determina si la obra continúa o se modifica el trazo original. La interrupción de la ampliación es en el kilómetro 29 de la carretera federal México-Cuautla, en la entrada que comunica a Pahuacán, justo en la zona donde los trabajadores de la constructora encontraron los vestigios.

Según la SCT, la suspensión del proyecto carretero provoca pérdidas económicas a la compañía Jaguares, encargada de la obra. La carretera se concluiría originalmente en diciembre del 2011, pero el descubrimiento de cuatro zonas de vestigios arqueológicos ubicados en el tramo de la entrada norte a la carretera federal México-Cuautla, obligó la primera suspensión en octubre pasado y la segunda en enero de este año. El INAH entregará un informe de los resultados de las excavaciones, pero advirtió que los vestigios no son un espacio recomendable para la visita, por su vulnerabilidad.

Las primeras hipótesis establecen que se podría tratar de una ciudad prehispánica de la edad Clásica Tardía, que surgió entre los años 600 y 900 Después de Cristo. Organizaciones del Pueblo Unidos en Amecameca en Defensa del Patrimonio Nacional explicaron que hace unas semanas fue descubierta esa amplia zona arqueológica en la delegación de Pahuacán. El descubrimiento se presentó durante los trabajos de construcción de un puente para la ampliación a cuatro carriles de la carretera Ayapango-Nepantla, que realiza el gobierno federal.

En el lugar se han encontrado ollas, vasijas y objetos elaborados con diversos materiales, así como vestigios de viviendas, al parecer de lo que fue la cultura Chalca. Ivón Gretel Chávez, antropóloga social y representante de organizaciones sociales de la zona, manifestó que los vecinos temen un saqueo de los vestigios.

Amecameca

 

La poesía náhuatl convocó una audiencia masiva de jóvenes

Alondra Flores : : La Jornada : : 24 de febrero de 2012 : :

La poesía de los antiguos nahuas convocó un lleno total en la Sala Nezahualcóyotl; el público, en su mayoría, estuvo integrado por jóvenes universitarios. Se trató de una celebración doble: por la presentación de los Cantares mexicanos: el códice de la poesía náhuatl, patrimonio de la nación y por el cumpleaños 86 de quien encabezó la realización de la obra, el historiador Miguel León-Portilla, quien ha estado vinculado casi 60 de esos años a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Se sumó una petición en voz del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma: que la máxima casa de estudios tome la batuta para pedir que las lenguas indígenas de México sean declaradas patrimonio de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Vivimos tiempos difíciles, fue lo primero que pronunció León-Portilla, tras cruzar a paso lento el escenario para sentarse en la sala de su casa, en la UNAM, frente a una cascada de alcatraces que se desbordaba en el recinto ofrendado a la música, que ostenta el nombre del más grande poeta nahua: Nezahualcóyotl.

Se apagaron las luces; después del aplauso llegó un silencio que contrastó con el bullicio de los jóvenes que minutos antes corrían, con todo y mochilas, por el Centro Cultural Universitario para alcanzar un lugar. A las siete de la noche estaba prácticamente lleno, incluso se abrió el acceso a las butacas de la sección del coro. Continuó el historiador, lingüista y antropólogo: “México vive tiempos difíciles. Inseguridad, crisis económica, sequías, conatos de hambruna con nuestros hermanos rarámuris. ¿A qué nos vamos a agarrar para no hundirnos? Yo creo que en este universo en que vivimos la cultura es lo que puede darnos un faro de luz para caminar. Y qué casa más llena de cultura que la Universidad Nacional Autónoma de México, nuestra alma mater.

Autor de la semilla primigenia de ese proyecto y amigo de los investigadores, Matos Moctezuma compartió los sillones instalados en el escenario para participar en un coloquio de tres, al que se sumó el escritor Vicente Quirarte. Expresó los siguientes datos sobre el volumen culminado tras 20 años de trabajo, resultado del encuentro de dos mundos, llamado a constituir una joya editorial.
Cantares mexicanos es por derecho propio símbolo de un pasado que se convierte en presente, al lenguaje simbólico de las piedras se une el lenguaje escrito, la palabra en lengua indígena perdura entre nosotros y es nuestro deber hacer que dure muchos años, siglos, para que siga siendo el medio de expresión de estos pueblos.”

En su turno, el rector José Narro Robles exaltó el orgullo de la UNAM al poder entregar a la sociedad los Cantares mexicanos: un libro que representa un rescate de nuestra historia, de nuestra cultura, de nosotros mismos, tenemos que celebrarlo de manera particular. Por eso reconozco la presencia de cientos y cientos de académicos, estudiantes y de trabajadores de la universidad que nos acompañan, y al doctor León-Portilla, le dijo: Lo único que en español se puede fácilmente seleccionar: muchas gracias, millones de gracias, por el ejemplo de vida, por el legado de una vida académica y de compromiso con México, con nuestros pueblos originarios y con el futuro de la nación.

 El académico dirigió al grupo de investigadores que elaboraron la obra monumental sobre la poesía náhuatl. El encuentro consistió en la presentación de los tres primeros volúmenes de la edición bilingüe del códice por sus realizadores: León-Portilla; enseguida Guadalupe Curiel, directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, y Alicia Mayer, directora del Instituto de Investigaciones Históricas, quien aprovechó para dedicar unos versos en lengua indígena, luego en español: “floreces aquí en México, derramas fragancia en el mundo, se esparcieron los jades, nace la flor, es tu canto, tú elevas en México, aquí tu flor resplandece. Tlazocamati. Por mi raza hablará el espíritu”.
 
Los doctores reunidos en la sala de conciertos coincidieron en enumerar a la docena de colaboradores de la obra como a los integrantes de una expedición capitaneada por León-Portilla. Algunos perecieron en la misión que se presentaba triunfante con el tesoro recuperado: el manuscrito náhuatl, acompañado del castellano, donde se ve el pensamiento del sacerdote mexica y el discurrir del fraile.
Y el capitán indicó a los universitarios: México tiene en su haber grandes tesoros culturales, la raíz más honda, de milenios, que es la mesoamericana. Hay una herencia intangible, que son la visión del mundo: las lenguas, los textos que hay en los códices. Este manuscrito que conserva la Biblioteca Nacional de México son los custodios de la memoria de México... Acercarnos a este texto es un camino para tranquilizarnos y afrontar la vida con valor. No es un lujo, ni la música ni la pintura ni la literatura ni el pensamiento, es lo que hace al hombre ser humano.

Entonces rindió reconocimiento a su maestro Ángel María Garibay y al rey que da nombre al lugar de los cantares. “Flor y canto es la poesía, flor y canto es lo que hace posible nuestra amistad –evocó las palabras del sabio Nezahualcóyotl inscritas en una enorme piedra lisa en el jardín contiguo de la sala–; por fin lo sabe mi corazón, escucho un canto, contemplo una flor, ojalá no se marchiten”. Los cantares floridos aparecieron, declamados por el poeta Librado Silva, entonados musicalmente por el grupo Xochihcuicanih.

Después de una larga presentación de dos horas y el discurso de seis oradores, se escuchó una conversación afuera de la Sala Neza: –Estuvo largo, yo quería irme a casa, pero tu querías venir –dice un chavo a su compañero. –Pero por lo menos pudimos escuchar al maestro –responde en alusión cariñosa a Miguel León-Portilla, mientras una avalancha de jóvenes se arremolina en espera del Pumabús para que los acerque al Metro, otros tantos se alejan y caminan para cruzar la reserva volcánica. Escucho un canto,/ contemplo una flor,/ ojalá no se marchiten, recita alguien en medio de la noche de lava petrificada y flores olorosas.

Presentan en México el primer libro de poesía en la lengua indígena náhuatl

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) presentó hoy el libro "Cantares mexicanos", un códice de tres volúmenes de poesía en náhuatl que, según los investigadores, se puede considerar un valioso testimonio de la primera literatura mexicana. "Creo que es un tesoro que nos permite descubrir las raíces de México", dijo en la presentación el antropólogo Miguel León-Portilla, coordinador del seminario gracias al que diversos estudiosos mexicanos y extranjeros han recopilado estas piezas literarias.

Durante casi 20 años se han estudiado estos textos, calificados por los expertos como el legado más importante de la antigua tradición indígena. Según la directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, Guadalupe Curiel, "Cantares mexicanos" es una edición que parte de un manuscrito en el que se conservan estos poemas en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México.

En los volúmenes publicados ahora solo aparecen algunos de los textos en náhuatl recuperados, unos de la tradición prehispánica y otros del temprano periodo colonial, su traducción al español y notas explicativas. León-Portilla explicó que entre los textos hay composiciones personales con preguntas filosóficas, una serie de poemas atribuidos al pensador mexica Nezahualcoyótl, cantos eróticos, cantos de primavera y de alegría, muchos de los cuales "eran acompañados por música y baile". Hay también algunos escritos de Fray Bernardino de Sahagún, las fábulas de Esopo en náhualt y varios textos religiosos de la tradición judeocristiana.

"Se perdió mucho, se quemó. Los frailes (que llegaron durante la Conquista española) no eran antropólogos como nosotros ahora y venían de un pensamiento muy rígido, habían tenido la Reconquista contra los árabes", señaló León-Portilla. "Es notable que hubiera algunos humanistas que quedaran cautivados con esto, pero muchos no, veían puras idolatrías y había que destruirlas", comentó. 

Este libro sirve así para entender la atmósfera cultural que rodeó a la época de la Conquista española.
Para León-Portilla, todos los mexicanos tienen algo de indígenas y este libro es un regalo "especialmente para los descendientes más directos", ya que casi ninguno de estos textos se sigue utilizando hoy de manera cotidiana, ni siquiera por los pueblos originarios. "Somos gente que tiene un gran legado y tenemos que cultivarlo", dijo el antropólogo, uno de los mayores conocedores de la cultura, el pensamiento y la lengua náhuatl.

"Cuando muere una lengua la humanidad se empobrece, pierde una perspectiva para pensar. Es una gran riqueza de México tener por lo menos setenta lenguas y muchas variantes dentro de cada una", apuntó. 


Encuentran texto en piedra frente a Templo Mayor

Lunes 13 de febrero de 2012 : : El Universal

Descubren 23 lápidas de más de 550 años de antigüedad con texto de la cultura mexica, frente a los vestigios del Templo Mayor de Tenochtitlan, en el Centro Histórico del Distrito Federal, informaron arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología (INAH) . 

Al inaugurar el ciclo de conferencias conmemorativo al 34 aniversario del hallazgo del monolito de la Coyolxauhqui, el arqueólogo Raúl Barrera destacó el gran valor del hallazgo pues es la primera vez que vestigios son encontrados dentro del recinto sagrado de Tenochtitlan, además "la cantidad de lápidas están dispuestas a manera de documento iconográfico", lo cual crea un discurso narrativo sobre algunos mitos existentes entre los oriundos de Aztlán.

Abundó que en las losas se observan representaciones de serpientes, gente cautiva, ornamentos y guerreros que aluden al nacimiento de Huitzilopochtli y al origen de la Guerra Sagrada. Las lápidas fueron localizadas a finales del año pasado en la Plaza Manuel Gamio, junto a la plataforma circular decorada con cabezas de serpientes descubierta en septiembre de 2011.

"Los documentos 'Historia general de las cosas de la Nueva España', de Bernardino de Sahagún; 'Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme', escrito por Diego Durán, y los códices 'Boturini' y 'Chimalpopoca', que refieren a los mitos del nacimiento de Huitzilopochtli y del origen de la Guerra Sagrada entre los mexicas, nos sugirieron que las imágenes talladas en estas 23 lajas de tezontle rojo y gris 'cuyas dimensiones en promedio son de 50 cm de alto y 40 de ancho' están relacionadas con dichas narraciones mitológicas", mencionó Barrera.

"El mito del nacimiento de Huitzilopochtli dice que la diosa de la tierra y la fertilidad, Coatlicue, quedó embarazada mediante una pluma que entró en su vientre mientras ella barría; molestos por ello, sus hijos, los 400 guerreros surianos (en náhuatl 'centzonhuitznahua') y la diosa Coyolxauhqui decidieron ir a la montaña de Coatepec, donde vivía Coatlicue, para matarla y, para llegar hasta ese sitio tuvieron que pasar por diferentes lugares: Tzompantlitlan, Coaxalpan y Apétlac".

"A su llegada al cerro Coatepec -continúo Barrera- Coyolxauhqui y los guerreros enfrentaron a Coatlicue y la decapitaron, en ese momento nació el dios de la guerra Huitzilopochtli, quien enfrentó a los surianos y mató a su hermana, a la cual desmembró". Todos los sitios que se citan en el mito, según las crónicas de Bernardino de Sahagún, están representados en el Recinto Sagrado de Tenochtitlan: el cerro Coatepec con el Templo Mayor; Apétlac con una gran losa decorada con serpientes donde eran recibidos los sacrificados, lugar localizado dentro de la zona arqueológica en la plataforma frontal de Templo Mayor.
Mientras que Tzompantlitlan fue representado con un altar de un solo cuerpo donde se colocaban los cráneos de los sacrificados "encontrado el siglo pasado por el arqueólogo Leopoldo Batres donde hoy está la calle de Guatemala"; y el Coaxalpan, con una franja de piso al pie del Templo Mayor por donde sólo podían caminar los sacerdotes, sitio que quizá corresponda al suelo con lápidas recién encontrado.

Las imágenes en relieve que presenta la veintena de lápidas, aluden a ocho serpientes con las fauces abiertas, de las cuales se aprecia la lengua bífida y en la parte inferior el crótalo; la representación de un escudo de guerra o chimalli con figuras de caracoles y cuentas de piedra, y dardos en dirección a la parte inferior, y trazos que quizá simbolicen chorros de sangre, detallaron Lorena Vázquez y Rocío Morales, arqueólogas involucradas en la investigación.

Asimismo, otras de las imágenes grabadas en las lápidas son: un dardo con representación de humo hacia los lados, frente a la cual se halló una punta de flecha de obsidiana; la de un guerrero estelar ataviado que porta en una mano su chimalli y en la otra un lanza dardos "arma con la cual Huitzilopochtli vence a Coyolxauhqui"; así como relieves de ornamentos característicos de esta diosa.

Otra de las lápidas descubiertas tiene grabada la figura de un cautivo arrodillado con las manos atadas sobre la espalda, que posiblemente está hablando "frente a su boca está la figura de una vírgula" y del cual se aprecia la talla de una lágrima cayendo de su ojo; en otra de las piezas prehispánicas se observa el rostro de perfil de un decapitado que lleva un tocado de plumas y una orejera; además de representaciones de ornamentos, como un rosetón adornado con plumas y una flor cortada transversalmente.

"Algunas de las lajas tienen a los costados las representaciones de círculos, a manera de numerales, que posiblemente aludan a fechas calendáricas, sin embargo, se continúa con los estudios para determinar sí efectivamente indican alguna fecha", precisó Lorena Vázquez Vallín. Los especialistas del INAH comentaron que el hallazgo se dio durante los trabajos de supervisión arqueológica de las obras de adecuación que se realizan para la creación de un nuevo acceso al Museo de Templo Mayor, por lo que una vez terminada esa labor de sondeo, para determinar la existencia de algún tipo de ofrenda debajo de las lápidas, así como las labores de limpieza y restauración en las lajas, se colocará un piso de cristal para que visitantes puedan admirar esos 23 relieves del siglo XV.